miércoles, enero 26, 2005

Santo Toribio de Liébana (Cantabria) III

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Alubias con berza y pollo

«Hoy les he hecho alubias con berza y pechugas de pollo», dice atareada. En la ventana de la cocina hay una jaula con un canario. «Era del padre Ramón -recuerda Luis-. Ahora lo cuidamos todos». Pilar trabaja de diez a una y media. «Nos deja hecha la comida pero luego recogemos y fregamos nosotros», dice el padre Luis.

Desde la cocina se sale a una terraza desde la que se ve el Claustro, las tejas de cada nave del monasterio y el monte de La Viorna. Al lado de las campanas hay una antena parabólica de 'Canal Satélite' y es que los fines de semana es tiempo de «películas y fútbol», dice el padre Jesusmari. Las campanas suenan todos domingos a las doce y a la una, que es cuando hay misa en Santo Toribio. También suenan las de Santa Catalina, una de las ermitas que junto a la de San Miguel y a la Cueva Santa, queda en las inmediaciones del monasterio.

Todo tipo de preguntas

Por la tarde continúan las visitas a la iglesia y la capilla. De diez a una y de cuatro a siete, muchos turistas pasan por allí, «sobre todo en los meses de verano», apunta Juanmari. Les preguntan cualquier cosa pero sobre todo se interesan por qué hacen allí todo el día, cuántos son, la historia de la Cruz

El padre Jesusmari reconoce que «se sorprenden cuando les decimos que somos cuatro. Creen que somos benedictinos y que vivimos como vivían los frailes de la Edad Media. Nosotros somos franciscanos y hoy estamos aquí y mañana, ya nos dirán». Después de comer también es tiempo para consultar el correo electrónico, leer los periódicos, oficiar algún funeral o, sin más, visitar alguna parroquia. A las ocho menos cuarto vuelven a reunirse. Esta vez para rezar y a las ocho y media cenan. Antes guardan el Lignum Crucis en una caja de seguridad. Se sienten afortunados por poder custodiar el trozo más grande de la Cruz de Cristo, según la leyenda «Es un mensaje de fe, de esperanza. Es una realidad que habla de un misterio», comenta el padre Luis. Después se permiten alguna 'licencia', como comer unas castañas recién asadas mientras ven un rato la tele o conversan en la sala. A las diez y media, como muy tarde, cada uno se va a su habitación. «Nos recogemos pronto porque las siete y cuarto llegan muy pronto», dicen haciendo alusión a la hora a la que se levantan.

La noche ha caído en Santo Toribio. El año que viene será Año Santo, porque el 16 de abril (día de Santo Toribio) cae en domingo, y Luis, Óscar, Jesusmari y Juanmari estarán allí esperando a miles de fieles.

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